¿Quién no ha estado en plena cola, de “Hora pico” en Caracas? Tratando de colocar las ventanillas del aire acondicionado del carro de tal manera que, se proyecte directo al costado izquierdo de tu cara, debido al intenso sol que se proyecta en el vidrio del piloto, y te sofría a fuego lento en el tráfico hasta dorarte las mejillas y no precisamente por el blush.
Es que, el calor es tan intenso. Te estresa tanto que colocas el aire a toda mecha, sólo para calmar el sofoco al que ha estado expuesto tu rostro. Continuamente, nos quejamos y nos quejamos del calor horripilante que nos ha estado acompañando por largos meses en nuestro país, anhelando llegue la época de lluvia ¿Qué cosas ah? Pero… como nos molestamos cuando un fin de semana vamos a la playa y en vez de la gran pepa de sol, sólo hay nubes oscuras que sirven como techito para nosotros; y para al que no le gusta la playa, igual, puesto que si quiere ir para el Junquito la misma guarandinga es, porque no puedes ir.
El venezolano se caracteriza por quejarse de todo, de la cola, del calor, de la inseguridad, del metro, de esa secretaria en la universidad, del vendedor lento de la tienda, de los cajeros en los bancos, del conductor que va a 40km/h en el canal rápido de la cota mil, de que no hay rebajas, de los huecos de la calle, del Presidente, de lo mala que es la novela, del acné que invade tu rostro, de tu tabique desviado, de que tienes los lentes empañados, de que el estacionamiento de Concresa y del Centro Plaza apestan, de que el Guaire está sucio, de que Norkys Batista está gorda, del reggaetón, de la pollina de Camila Canabal, de los peinados de Carmen Victoria Pérez, del nuevo video de Shakira, de los Magallanes, de Aerosmith y su retraso de más de un año a Venezuela, de no querer ser una Kerly Ruiz más, de que Beyonce nunca vino, de no conseguir trabajo, de no tener real, de que no me gustan las caraotas, que tengo celulitis, que tengo estrías, que tengo gripe, que me tengo que afeitar, de los infomerciales, de la ropa de Winston Vallenilla, de lo nulo que es Daniel Sarcos, y su boda con la Chiqui, de los comerciales de Traki y Osmel Sousa, del ahorro energético, de lo caro que está McDonals, que el Ávila se quema.
Definitivamente los venezolanos gimoteamos por todo, y ahora que las lluvias empiezan a sentirse cómodas en el suelo capitalino, nos quejamos también! Que la lluvia empeora el tráfico, árboles caídos en cada esquina, que los deslaves de los cerros, de las alcantarillas tapadas, de que los carros se multiplican como los Gremlis con el agua, que el paraguas se me va para arriba con los ventarrones, que los zapatos son blancos, que lavé el carro y ahora cae este palo de agua, que tengo que ir lento para no colearme, que se quemaron los fusibles y no me bajan los vidrisos, que no puedo frenar si hay charcos grandes, que cuando voy a pata los carros me salpican agua, que el Guaire está a punto de desbordarse, que se me va la señal del Direct TV, que se me meten chicacharras, cucarrones y maripositas en la casa, que antes de salir hay q cerrar las ventanas del cuarto, que esto o lo otro! Pero gracias a Dios y al Niño, llegaron. Y el hermoso Ávila volverá a ser el mismo.