05/01/2011
Azul Celeste Fugaz


Esta noche era prospecto perfecto para producir una obra titulada “El diario de un creativo desempleado”, sin embargo en este preciso momento, no pienso más que en un amor fugaz, exactamente como esa estrella que creíste haber visto, que justo al volver la mirada ya no estaba… pero que segundos después sabias exactamente lo que había sido.

El destino jugó en equilibrio esta noche; todo comenzó cuando el hombre más obeso que vi en mi vida me mandó a hacer silencio en la sala del cine en donde estaba a punto de disfrutar Megamente 3D con mis amigos. Mi reacción instantánea al imaginar a tal persona dándome un bofetón en medio del cine, me hizo ignorarlo de forma instantánea, aun así, me dediqué a hacer comentarios perturbadores y sonidos desquiciantes con los envoltorios de mis golosinas en el transcurso de la película. Sin embargo, todo cambió después…

Aquel gordo de lentes graciosos y peinado peculiar, me hizo el favor más lindo de la noche, quedarse sentado un rato en su asiento a la espera de la salida de la multitud. Ahí fue cuando ocurrió… apareció Él, justo delante de mis ojos, bajé mis lentes 3D atónitamente para ver su silueta, estaba exactamente delante de mí al frente de la pantalla, lo que hizo que Él si pudiera verme a la perfección. Sé que aunque no haya detallado sus ojos en ese trance, pude verlos fijamente.

Salí, y lo vi por primera vez ante la luz. Me miró y supe al instante de que todo lo que había pasado en el día había estado perfectamente sincronizado para que ese segundo pasase: La decisión de ir al cine, la de ir a ese Centro Comercial, la preferencia que tuve al ponerme la ropa que vestía, la selección de las butacas, la hora de la función, el tiempo que se tomó el gordo en levantarse, el número de escalones hasta la salida, y el tiempo que Él y su compañera tardaron en comentar partes especificas de la película. Todo, absolutamente todo, para cruzar miradas por segunda vez.

Fue al baño y decidí esperarlo a metros de la mujer que le hacía compañía. Pasó por mi lado sin percibirme, giró su cabeza en búsqueda de algo y me divisó. Bajamos un par de escaleras sabiendo que estábamos cerca el uno del otro sin necesidad de tocarnos ni vernos, tan sólo sabiendo que seguíamos ahí por unos minutos más. Me fui con mis amigos en un camino distinto al de Él. Así nos separamos… pensé sería para siempre. De pronto, unos metros más adelante, nos dimos cuenta que íbamos en dirección opuesta al carro. Volvimos porque detrás de Él íbamos en el sentido correcto. Volvimos, porque supe que esa no era la última vez que nos veríamos.

Esta vez, yo solo. Bajé las escaleras justo detrás de Él, tan cerca, curioseábamos nuestras miradas a través de los reflejos de los vidrios de las escaleras, ojeando entre los infinitos peldaños  y  por medio de cada uno de los pasamanos. Él, partió hacia la izquierda, la mujer que lo acompañaba hacia la derecha, Yo, a la izquierda también.

– ¡Ricardo! ¡Ricardo! – Le escuché decir a la mujer. Supe entonces, su nombre.

Con ojos bajos, tenue sonrisa y amoldando mi desordenado cabello, los vi…vi sus azules ojos, sus rubias cejas y vasto tabique. En un instante el tiempo se detuvo, después de tres segundos muertos paralizados mágicamente en la nada, ocurrió, contemplé el tiempo inmóvil en un largo espacio de silenciosas luces, cuando...me miró y sonrió. Mi reacción… los más rápidos latidos del corazón. Volví mi cabeza hacía él, él la suya… y nos despedimos con una interminable mirada. Él regresó con su mamá y yo con mi par de amigos, exaltado, y con el aura destellando colores de felicidad.

No sabré más nada de Ricardo en mucho tiempo. Tal vez, toda esta vida para saber de él una vez más, recorreré caminos distintos al suyo, con otros corazones y otras historias, pero…al menos sé que en este preciso momento él también me piensa. 


Este es uno de los cortometrajes que componen la película francesa Paris, je t'aime, con la idea de que puedan visualizar de forma parecida lo sucedido.

Redacción-Oscar González
Corrección-@solangeromero_0